Consejos para la comunicación con pacientes de cáncer 

• He aquí algunas ideas sobre qué decir: 
• “¿Cómo estás?” 
•  “No sé qué decir, pero quiero que sepas que me importas”. 
• “Siento que estés pasando por esto”. 
• “Si quieres hablar de ello, que sepas que estoy aquí para escucharte”. 
• “Si no te apetece hablar ahora, tampoco pasa nada. Estaré encantado de escucharte cuando estés preparado”. 
• “Por favor, hazme saber cómo puedo ayudarte”. 
• “Te tendré presente”. 

• Recibí apoyo de mis padres que estuvieron cerca de mí desde el primer momento y siempre lo están, y de algunos amigos que vieron mis dificultades y siguieron buscándome a pesar de que estuve mucho tiempo en casa sin poder salir. Recibí el apoyo de mi familia, mi abuela y mis tíos, que me mostraban su cariño todos los días. Recuerdo que en marzo, después de la segunda operación, cumplí 20 años y mis tíos me organizaron una fiesta sorpresa. Estaba demasiado emocionada, estaba triste, contenta, enfadada porque tenía fuertes dolores, pero ver a mis seres queridos reunidos para celebrar mi cumpleaños me dio alegría y lloré mucho. 
• Un gran apoyo me lo dio un querido amigo al que conocí en el hospital. Me dio la mano, prácticamente, todos los días, me hizo sentir su presencia diaria con mensajes, llamadas telefónicas y videollamadas. Me animaba diciéndome que todo acabaría pronto y que lo conseguiríamos. 
• Encontré ayuda y apoyo en mi amiga Samantha que siempre me acompañaba al hospital cuando hacía la quimio, nunca me dejaba sola. 
• Una chispa se encendió en mí y me dio fuerzas, cuando mi hija de tres años me vio sin pelo y me dijo: "¡Mamá, pero si eres preciosa!" 

• Me hirieron muchas personas que creía que eran mis amigos y luego se alejaron de mí en ese momento. Me hirió en particular una persona que criticó mi comportamiento, de hecho me encanta hacer fotos y que me fotografíen. Me criticaba por hacerme fotos a menudo y publicarlas porque estaba convencido de que lo hacía para ser una víctima, mientras que para mí siempre ha sido mi forma de hablar y mostrarme al mundo. 
• No soportaba cuando venían a visitarme a casa y, aunque yo estaba tumbada en un sofá sin poder moverme, se quejaban de sus dolores de cabeza y de cosas triviales de la vida. 
• Me sentí dolida cuando una "antigua amiga" mía me llamó diciéndome que ese día estaba muy enferma, y tenía un simple herpes en los labios, y yo tenía quimio ese día; me sentí dolida cuando muchos se reunieron conmigo y me dijeron: ah, no te preocupes el pelo volverá a crecer, estate serena; me sentí dolida cuando muchos me dijeron: "el pelo y los problemas nunca fallan".  
  Muchas veces, sobre todo durante la terapia me sentí herida, pero sobre todo me sentí incomprendida en las sensaciones que sentía, en las emociones encontradas que sentía. Sólo quien se enfrenta a este camino puede comprenderlo realmente. 
• No soportaba cuando alguien me tocaba la cabeza sin pelo; no soportaba cuando alguien me miraba como a una "enferma"; no soportaba y no soporto cuando cuento mi historia y los que me escuchan piensan que se han enfrentado a cosas peores que las mías, compitiendo por ver quién ha sido ha estado peor. Creo que todo a lo que nos enfrentamos nos lacera el alma, no es una carrera a ver quién es o ha estado peor. No soportaría y no soporto que alguien, nada más conocerme, baje la mirada y me mire los pechos para ver si me han hecho una mastectomía y si me han reconstruido los pechos.